Desde los 16 años de edad, soy un apasionado por el mundo web, recuerdo cuando trataba de hacer mis primeros intentos de sitios en aquél programa de Microsoft llamado Frontpage, luego vendría Macromedia con su Dreamweaver a cambiar las reglas del juego, y finalmente Adobe terminaría comprando todos los productos de Macromedia.
Una de las cosas que me llamaba poderosamente la atención, era el almacenamiento y los recursos destinados a cada sitio web, mi gran pregunta era: ¿Tendrán todos estos sitios el mismo servidor?, la respuesta en concreto es que cada sitio web depende de su tamaño, sus visitas, y los recursos utilizados. Mi respuesta se esclareció muy temprano, me enteré que no existe lo ilimitado, todos esos servidores que ofrecen un servicio ilimitado, son unos viles mentirosos, en realidad siempre hay letra pequeña que te obliga a tener un uso moderado de los recursos.
Recuerdo una vez en una clase de ilustrador, nuestro profesor presumía de que ya tenía todo para poder montarse su negocio online, ya que contaba con un servidor de hosting ilimitado, yo quise debatir tratando de decirle al sujeto que esto era imposible, pero mis esfuerzos fueron en vano el tipo insistía que su servicio era ilimitado. Dejo la anécdota como algo gracioso, evidentemente no existe recurso ilimitado, ni siquiera el agua lo es, aunque por aquél entonces también en las escuelas hablaban de recursos inagotables (Algo bastante bestia para ser honesto).
Cuando recurrí a mi primer hosting, trataba de leer siempre la letra pequeña y que tuviese todo lo que requiere un buen servidor: php, un buen ancho de banda, mysql, buen almacenamiento limitado, ftps, etc lo típico que se necesita para instalar cualquier gestor de contenido.
Me decidí por contratar a una firma canadiense llamada Bravenet, la cual hoy en día utilizo para mis sitios pequeños como elgabo.com, no puedo quejarme del servicio, todo ha sido muy agradable, y el precio ha sido justo.
El problema lo empezamos a tener cuando nuestro sitio www.elpoderdelasideas.com empezó a crecer, llegó un punto en que pasamos de contratar un servicio a abusar del mismo. Lo que sucede con un hosting compartido es que es como un enorme pastel y a todos los que están en ese servidor les toca una rebanada, el problema es cuando nuestro sitio empieza a crecer y ganar muchas visitas que en realidad son embestidas al servidor, dejas de comerte una rebanada de pastel y terminas abarcando más y más del mismo. Así que es normal que el provedor de hosting te contacte para ponerte al día de la situación y advertirte que tu sitio ya no puede estar alojado con ellos, y es mejor que migres a un VPS.
¿Qué es un VPS?
Servidor Privado Virtual
Un servidor privado virtual (VPS) es una máquina virtual que se vende como un servicio de alojamiento de Internet. Un VPS ejecuta su propia copia de un sistema operativo, y los clientes tienen acceso a un nivel de superusuario a la instancia del sistema operativo, por lo que puedes instalar casi cualquier software que se ejecuta en ese sistema operativo.
Es decir necesitas un VPS para poder tener el pastel entero para tu sitio web en crecimiento, y fue justamento lo que hicimos, contratamos otro servicio, migramos el sitio enorme de «El Poder de las Ideas» que fueron bastante gigas. Y al final todo se solucionó.
Pero en esa transición de trasladar un sitio web gigante a otro servidor, no fue nada sencillo, tuvimos que leer varios tutoriales, y tardamos varias horas en que sucediera el traspaso, desde luego nuestros usuario no se dieron cuenta del cambio, pues al fin de cuentas es el mismo sitio web y tampoco hicimos ningún anuncio oficial, pero las mejoras en velocidad y capacidad fueron enormes, claro ahora todo es mucho más caro, porque un VPS no tiene las bondades económicas que brinda un servicio de hosting compartido.